Arquero. 1945/68. Nació el 12/6/26 en Rufino (Santa Fe).
El más grande arquero argentino de todos los tiempos. Con los años, su nombre de pila remitió inmediatamente a él por su enorme popularidad y prestigio. Fue un fenómeno que revolucionó la manera de cumplir su función. En esa época el arquero jugaba sólo debajo de los palos, hasta que apareció él, con su estilo salidor, de hombre que achica espacios, el que corta como si fuera un zaguero. Así lo contó: "En mi época era impensable que un arquero utilizara los recursos de cualquier jugador de campo: yo gambeteaba, anticipaba, sacaba rápido con el pie o con la mano para armar el ataque. Así arrancaban muchas jugadas que terminaron en gol". Claro, había empezado de centrodelantero en su Rufino natal. Le pegaba muy bien a la pelota y, además, trataba de interpretar cómo iba a evolucionar la jugada de un delantero rival. Dominaba el área. Y también atajaba penales, para los que tenía su técnica: "Mi secreto era amagarle al delantero". Innovador, anticipado al futuro, fue el primero en usar guantes especiales (en 1957, lo adoptó de un viaje a Italia, donde ya algunos colegas los utilizaban). Es, también, el inventor audaz que un día, contra Racing, se puso delante de la barrera ante un tiro libre indirecto cercano a su valla, y tapó después el remate franco a Corbatta.
Tuvo duelos imborrables con algunos delanteros, porque naturalmente todos querían enorgullecerse de haberle hecho algún gol al gran Amadeo. Pasó con Borello, Sanfilippo, Picot, más algunas picardías que intentaron Ángel Rojas y Carone. Sufrió el bajón de Suecia 58, con la Selección, pero recuperó su gigantesca estatua futbolística en el 64 cuando, contra el Brasil de Pelé, le atajó un penal a Gerson, dio una lección magistral, terminó con la valla invicta ante importantes rivales a nivel internacional (Inglaterra, Brasil y Portugal) y Argentina se quedó con la Copa de las Naciones.
Hubo un partido clave en su carrera, con derivaciones contrastantes: se afirmó como ídolo total en River y engendró un odio bostero para toda la vida. El episodio fue su gambeta a Borello, después de anticiparlo, en el partido de 1954 que River ganó 3-0.Pareció una canchereada, pero él así la justificó: "Salí a anticipar y me fui del área; Borello quedó detrás de mí, cerca del arco. Como vi un espacio, me abrí, él vino de atrás y yo le amagué pero me fui por el otro lado. Me quedé de frente a mi arco. No iba a volver al arco para tirarme arriba de la pelota como un idiota... Habría sido un papelón. Entonces seguí la jugada y se la di a Vernazza".
Desde entonces, no fueron cómodas sus actuaciones de visitante contra Boca. Que Valentim, que el nerviosismo por las provocaciones... Se la tenían jurada desde aquella vez que le hizo pasar vergüenza a Borello. Si al día siguiente le pintaron el frente de su casa con insultos y le arruinaron su auto...
Su último superclásico, en 1968, lo jugó a full, con una actuación sensacional en un partido que quedó en la historia también porque, a la salida, ocurrió una tragedia en la que murieron 73 espectadores, apiñados en la Puerta 12 del Monumental. También fue el día en que Ángel Rojas le sacó la gorra a Amadeo antes de comenzar el partido. Sólo resultó una anécdota magnífica por la grandeza de un ídolo como él, quien cumplía la última temporada de su impresionante carrera en River. Ese año batió el récord de permanencia con la valla invicta: 769 minutos, que se cortaron contra Vélez. El partido se paró para honrar al viejo maestro del arco con un abrazo colectivo. Fue un merecido premio tras 23 años de carrera.
Se fue de River en diciembre, con 42 años y un pase libre que le permitió jugar dos temporadas en Millonarios de Colombia, donde también estableció un récord invicto (490 minutos). Su sentimiento riverplatense lo ha acompañado siempre en su retiro. Su vinculación oficial con el club la desarrolló en el departamento de relaciones públicas, y hasta en edad avanzada se daba el lujo de calzarse los guantes en partidos de homenaje que convocaban a las máximas glorias de la historia millonaria.
Amadeo fue un hombre que trascendió largamente la cancha y los 90 minutos. Su pinta hacía que las mujeres se interesaran por el fútbol. En medio del partido solía tirarle besos al sector femenino, que se derretía en suspiros. "Cuando yo me retiré, desapareció esa platea". Era un personaje.
Ya retirado, desandó las pasarelas, con su 1,90 metro. Le dedicaron un tango y él dedicó cientos de dibujos de su propia mano. No sólo había sabido atajar: logró transmitir sus conocimientos en un libro y hasta definió como nadie la enorme responsabilidad de atajar para la Banda: "El arco de River es el más grande del mundo".
Trayectoria
1945-1968 River Plate (Argentina)
1969-1970 Millonarios de Bogotá (Colombia)
Números en River
545 Partidos jugados
521 Partidos locales
24 Partidos internacionales
7 Títulos (Torneo 1945,1947, 1952, 1953, 1955, 1956 y 1957)
18 Penales atajados
768 minutos con la valle invicta (en 1981, Barisio le quebró la marca)
Es el mejor arquero Sudamericano del Siglo, según la FIFA.
Escribió 2 libros , con ayuda de alfredo Di Salvo: "Amadeo, el arte de atajar" y "Amadeo Carrizo".
El más grande arquero argentino de todos los tiempos. Con los años, su nombre de pila remitió inmediatamente a él por su enorme popularidad y prestigio. Fue un fenómeno que revolucionó la manera de cumplir su función. En esa época el arquero jugaba sólo debajo de los palos, hasta que apareció él, con su estilo salidor, de hombre que achica espacios, el que corta como si fuera un zaguero. Así lo contó: "En mi época era impensable que un arquero utilizara los recursos de cualquier jugador de campo: yo gambeteaba, anticipaba, sacaba rápido con el pie o con la mano para armar el ataque. Así arrancaban muchas jugadas que terminaron en gol". Claro, había empezado de centrodelantero en su Rufino natal. Le pegaba muy bien a la pelota y, además, trataba de interpretar cómo iba a evolucionar la jugada de un delantero rival. Dominaba el área. Y también atajaba penales, para los que tenía su técnica: "Mi secreto era amagarle al delantero". Innovador, anticipado al futuro, fue el primero en usar guantes especiales (en 1957, lo adoptó de un viaje a Italia, donde ya algunos colegas los utilizaban). Es, también, el inventor audaz que un día, contra Racing, se puso delante de la barrera ante un tiro libre indirecto cercano a su valla, y tapó después el remate franco a Corbatta.
Tuvo duelos imborrables con algunos delanteros, porque naturalmente todos querían enorgullecerse de haberle hecho algún gol al gran Amadeo. Pasó con Borello, Sanfilippo, Picot, más algunas picardías que intentaron Ángel Rojas y Carone. Sufrió el bajón de Suecia 58, con la Selección, pero recuperó su gigantesca estatua futbolística en el 64 cuando, contra el Brasil de Pelé, le atajó un penal a Gerson, dio una lección magistral, terminó con la valla invicta ante importantes rivales a nivel internacional (Inglaterra, Brasil y Portugal) y Argentina se quedó con la Copa de las Naciones.
Hubo un partido clave en su carrera, con derivaciones contrastantes: se afirmó como ídolo total en River y engendró un odio bostero para toda la vida. El episodio fue su gambeta a Borello, después de anticiparlo, en el partido de 1954 que River ganó 3-0.Pareció una canchereada, pero él así la justificó: "Salí a anticipar y me fui del área; Borello quedó detrás de mí, cerca del arco. Como vi un espacio, me abrí, él vino de atrás y yo le amagué pero me fui por el otro lado. Me quedé de frente a mi arco. No iba a volver al arco para tirarme arriba de la pelota como un idiota... Habría sido un papelón. Entonces seguí la jugada y se la di a Vernazza".
Desde entonces, no fueron cómodas sus actuaciones de visitante contra Boca. Que Valentim, que el nerviosismo por las provocaciones... Se la tenían jurada desde aquella vez que le hizo pasar vergüenza a Borello. Si al día siguiente le pintaron el frente de su casa con insultos y le arruinaron su auto...
Su último superclásico, en 1968, lo jugó a full, con una actuación sensacional en un partido que quedó en la historia también porque, a la salida, ocurrió una tragedia en la que murieron 73 espectadores, apiñados en la Puerta 12 del Monumental. También fue el día en que Ángel Rojas le sacó la gorra a Amadeo antes de comenzar el partido. Sólo resultó una anécdota magnífica por la grandeza de un ídolo como él, quien cumplía la última temporada de su impresionante carrera en River. Ese año batió el récord de permanencia con la valla invicta: 769 minutos, que se cortaron contra Vélez. El partido se paró para honrar al viejo maestro del arco con un abrazo colectivo. Fue un merecido premio tras 23 años de carrera.
Se fue de River en diciembre, con 42 años y un pase libre que le permitió jugar dos temporadas en Millonarios de Colombia, donde también estableció un récord invicto (490 minutos). Su sentimiento riverplatense lo ha acompañado siempre en su retiro. Su vinculación oficial con el club la desarrolló en el departamento de relaciones públicas, y hasta en edad avanzada se daba el lujo de calzarse los guantes en partidos de homenaje que convocaban a las máximas glorias de la historia millonaria.
Amadeo fue un hombre que trascendió largamente la cancha y los 90 minutos. Su pinta hacía que las mujeres se interesaran por el fútbol. En medio del partido solía tirarle besos al sector femenino, que se derretía en suspiros. "Cuando yo me retiré, desapareció esa platea". Era un personaje.
Ya retirado, desandó las pasarelas, con su 1,90 metro. Le dedicaron un tango y él dedicó cientos de dibujos de su propia mano. No sólo había sabido atajar: logró transmitir sus conocimientos en un libro y hasta definió como nadie la enorme responsabilidad de atajar para la Banda: "El arco de River es el más grande del mundo".
Trayectoria
1945-1968 River Plate (Argentina)
1969-1970 Millonarios de Bogotá (Colombia)
Números en River
545 Partidos jugados
521 Partidos locales
24 Partidos internacionales
7 Títulos (Torneo 1945,1947, 1952, 1953, 1955, 1956 y 1957)
18 Penales atajados
768 minutos con la valle invicta (en 1981, Barisio le quebró la marca)
Es el mejor arquero Sudamericano del Siglo, según la FIFA.
Escribió 2 libros , con ayuda de alfredo Di Salvo: "Amadeo, el arte de atajar" y "Amadeo Carrizo".
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